No hace falta
demasiado análisis para entender que la realidad de La Rioja esta empantanada
en los flagelos que la aquejan desde tiempos remotos. La crisis económica
productiva, la crisis de credibilidad en los representantes del estado, son las condiciones en las que se desenvuelve
la agenda y el relato de política oficialista, y también el derrotero del
pueblo riojano. Lejos esta dicha agenda,
de reflejar o dar respuesta al malestar
de buena parte de la masa de trabajadores del estado, quienes siguen precarizados
bajo un régimen de sub-ocupación.
Para ellos no parece haber un
horizonte con esperanzas, ni en el
oficialismo, ni en las omnipresentes alternativas tradicionales. También están fuera del debate, las economías regionales, la salud pública y otros tantos ítem que integran nuestro
déficit social.
Estas realidades no
encuentran asidero en la agenda oficial,
ni tratamiento publico en los medios de comunicación
tradicionales, quienes en sus secciones
de política reflejan solamente las disputas internas del poder, dejando de lado,
o escamoteando, el debate de verdadero interés
publico. En este marco las alianzas superestructurales y armados oportunistas
pasan a retaguardia una vez cumplida la tarea de desmovilizar a la comunidad. Luego
de las expectativas generadas, el intendente capitalino Ricardo Quintela, y
sobretodo el de Famatina, Ismael Brdagaray, no pueden terminar de sacudirse las
palmas y pasar a otro tema. De hecho la realidad de conflicto permanente que
atraviesa tanto el departamento Famatina como Chilecito reclaman a Bordagaray
generar instancias de contención y respuesta a los reclamos populares que se
propagan a otros sectores como la salud y la defensa de las instituciones.
Y la verdad es que,
fuera de los sucesos politiqueriles que ofrecen los eternos representantes del
estado (muchos de ellos, dueños de sus propios medios de comunicación) no se ofrece
mucho más. De esta manera el relato oficial de la política riojana no
pasa por otro lado que no sean las disputas internas por las posiciones de
poder. De esta forma, mientras Quintela intenta hacer cargo al Municipio de
servicios como seguridad, salud, denunciando falencias de prestaciones por
parte del Estado provincial, el Gobernador llama a “ganar las calles para celebrar el Día de la Militancia, y en respaldo de la
gestión del gobernador y de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Fuera de la obra
publica o el Plan Federal de vivienda, de carácter nacional, cuyo rédito se han adjudicado como propio los
representantes locales, cuesta reconocer las virtudes de este y anteriores
gobiernos, o de toda una generación de la clase política riojana y sus socios,
que ha permanecido en la esfera de poder desde hace tiempo. Ni Menem, ni Maza,
ni Beder, ni juntos ni enfrentados, o
por separado, han dado respuestas de fondo a las problemática de una provincia como la
rioja, que en sus espaldas carga un ya histórico ostracismo político y productivo. Cuesta creer que de esa escuela de políticos,
provenga solución alguna; cuesta creer
con la razón, y quizás no es justo hacerlo para siempre.
También es verdad que nuestra provincia como
otras del interior padecen, en esta materia, históricamente, la indiferencia
del estado nacional, que peca de ser federal solo en lo discursivo, y que al final
somete las economías del interior al antojo de los intereses de la capital y
del capital.
Aquí quisiera abrir
un paréntesis para comentar al lector, lo reconfortante que es encontrarse con autores
de la talla de Eduardo Alipio Paoletti, historiador, periodista, fundador del
diario el independiente y su cooperativa, que ha querido y amado estas tierras,
al punto de costarle el exilio; y quien
lucidamente a principios de década del
70 compendió a través de sucesivas publicaciones
en el diario el independiente, “Cien Años de Colonia- 1870 - 1970 - , Un siglo
de historia argentina ”, un reconocido ensayo
critico de la historia política económica de nuestra provincia, en el contexto
nacional, En el registra con precisión, el rol de nuestra provincia en la economía
nacional, en los distintos bloques históricos del siglo pasado, desnudando la
destrucción de la economía local, la
explotación y devastación de recursos, y
También la subordinación de la
clase gobernante, a las políticas centralistas. Es en verdad el autor y su obra
un hito en la identidad de resistencia de la historia de nuestra provincia. Por lo tanto este
columnista no duda en recomendarlo.
Así es como
llegamos a estos días y la cuestión de la producción sigue siendo el centro de
las expectativas, pero no el centro del debate. Y es en este contexto, que hace no mas de un
año aparecieron las siglas SAPEM, no como resultado de debate y de consenso, ni
como plataforma de campaña, tampoco como plan estratégico productivo, sino como
una forma de recuperar de manos privadas,
lo entregado por la misma generación de políticos
años atrás, en pleno auge menemista, cuando se privatizaron todos los servicios
y empresas del estado. Lamentablemente
no podemos decir que esta vez será para ponerlas en manos del estado, sino para ponerlas nuevamente en manos privadas,
las que sin inversión alguna, se
reservan el derecho de dirigir las inversiones del estado, o sea nosotros. Ponemos la inversión y las perdidas, y las manos privadas
la administración, mucho mas no se sabe. Lo único que puede entenderse y debe
entenderse, según sus promotores, es que esta es la política productiva de este
gobierno, el plan para ganarle a la desocupación, todo esto en medio de la crisis
de credibilidad que todos conocemos. Luego aparecerían en cascada, muchas
inversiones del estado, o de todos nosotros, siempre con la misma lógica. Que lectura debemos
hacer? , mucho más no se sabe.
La verdad es que la
falta de transparencia, el manejo discrecional, la improvisación son el otro
lado del relato oficial, vendido como único, y que cae con su propio peso.
Tamaña desilusión
la de los miles de integrantes de cooperativas emprendedoras, con compromiso
social y político, que vienen planteando
sus alternativas políticas de producción
desde hace mucho, que pelaron contra la enajenación de las empresas del
estado en los 90, y que hoy ven como el relato oficial en nuestra provincia, los pasa por encima.
Mas desilusión aun, para los sectores
progresistas que tenían y mantienen
esperanzas en el proyecto nacional y popular,
cuando ven como el alo progresista del oficialismo nacional, se diluye al
llegar a las provincias de la Argentina profunda.
Sin embargo el
relato oficial, no es el único relato, también esta el otro relato, el que
silenciosamente resiste las afrentas. El relato de quienes creen que es
necesario construir poder popular, y en ellos quizás es que reside la
esperanza. Están ellos y sus medios, para sostener su relato, pero también
estamos nosotros, con nuestra voluntad y convicciones, y ya no tan silenciosos.
FROP
Frente Riojano de Organización Popular
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